[vc_row][vc_column][vc_column_text]En efecto, probablemente no me hayas visto bailar desde hace tiempo. Si me has visto, posiblemente me haya quejado sobre lo racista que es esta mierda de escena. *suspiro*. En fin, aquí va una explicación de porqué voy a dejar de bailar blues, y hay una alta probabilidad de que no vuelva. Este post llevaba en mi escritorio meses, cogiendo polvo digital, porque he estado demasiado asustada para publicarlo, así que sed amables, tengo sentimientos, y por favor no me odiéis.
Querida gente blanca que baila blues,
Dejadme advertiros, esto no será fácil de leer. No sois gente mala. Es vuestra existencia la que os hace responsable de estos sentimientos, no vuestras decisiones. Dicho esto, me siento responsable de haceros saber que tengo náuseas cada minuto que estoy en la pista de baile.
Hace poco llegué a la triste conclusión de que es imposible en esta América ser blanco y bailar blues, y no apropiarse de la cultura negra.
He aquí una historia del último fin de semana de blues al que fui. Es la noche del sábado. Hay una sala de baile llena de 150-200 personas blancas, cada una pagando 50-200 dólares por entrada. Hay cuatro personas negras, incluída yo misma. Dos están trabajando en el evento. Una soy yo. La otra persona negra que no soy yo, que no pagó por estar allí, estuvo apoyada en la pared toda la noche y le pidieron bailar dos veces. Yo misma. Las dos veces. Mis amigos le miraban de arriba a abajo con miedo.
¿Cómo puedes justificar bailar el baile de mi gente y no acogerles?
El fin de semana del evento, otro hombre negro fue asesinado por la policía. Su nombre era Patrick Harmon, y tenía cincuenta años. Fue asesinado porque iba por la noche en bicicleta sin las luces puestas.
No puedes -sencillamente no puedes- bailar en una sala de baile bonita y llamarlo blues. El tema de la noche del sábado era el brillo. ¿¿Brillo?? ¿Estás de broma? Este baile, un baile sobre asesinato, prostitución, pobreza, alcoholismo, hambre, opresión – ¿brilla? ¿Cómo alguien puede pensar que está bien? Por mí, podrían haber usado usado túnicas y capuchas blancas.
Jay-Z escribe en su canción “The Story of OJ”, (por favor, mirad el videoclip)
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“House nigger, no me jodas
Soy un field nigger, haz brillar la cubertería
Cuartos bañados en oro donde se encuentran los mayordomos
Voy a tocar en las esquinas donde se encuentran los granujas”
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Esa noche, ví a los granujas en la esquina y me destrozó; los hombres negros que no estaban a salvo bailando en tu sitio bonito, suavemente iluminado; estaban durmiendo en la calle y estaban drogándose. ¿Alguien les miró a los ojos? ¿Cuándo fue la última vez que pasaste por al lado de un vagabundo negro y le miraste a los ojos? Seamos realistas, les tienes pavor. Y te aterra bailar este baile en su forma original, un blues negro de bares sucios y oscuros, porque equivale a esa mirada.
Google define la apropiación como “la acción de coger algo de alguien para uso propio, generalmente sin el permiso del dueño”. No nos pedisteis permiso. El blues negro en América no consiste en estar triste; es un modo de luchar contra la mierda racista que soportamos cada día por existir en este país. No puedes participar en eso- no es algo que puedas hacer y eludir cuando te apetezca. No puedes bailar ese dolor. No es tuyo. No se te permite ser blue- no cuando no haces nada cuando los policías disparan a tus hermanos en la espalda.
Por favor, no me digas que mis sentimientos son “verdaderos”; por favor, no me digas que esto es “legítimo”- ya lo sé. No inicies una nueva política, no hagas promesas vacías. Quiero que pares de bailar blues. No. Es.Tuyo.
Sinceramente, siento mucho que no podamos disfrutar de este baile juntos. Ojalá no hubiese tenido que escribir esto. Ojalá pudiese salir y divertirme con mis amigos sin pensar en esto, y ojalá no fuera el caso que cada puta conversación que tengo en ambientes americanos volviera a la raza, una y otra vez. Pero también desearía que ese hombre no hubiese muerto. Era el hermano de alguien, era el hijo de alguien. Ojalá no me hubiese pasado, después de dejar el baile aquel sábado, una hora sollozando en el coche de mi novio. Ojalá pudiera continuar con mi vida en lugar de sentarme y escribir esto, porque, francamente, tengo acabar mis estudios, trabajo que hacer, y divertirme. Ojalá pudiese sentarme y callarme- pero no puedo.
Hasta que no logremos la igualdad racial plena en América, el blues de los blancos es esencialmente una apropiación. No sois gente mala por participar en esto- es así. De nuevo, si quereis cambiarlo, aquí va un consejo- parad de bailar blues. Pasad el tiempo que le hubieras dedicado trabajando para la NAACP. Organizad una protesta BML en su lugar. Conmemorad a ese hombre muerto. O, al menos, pedid que los negros entren gratis. No nos cobréis más de doscientos dólares por bailar nuestro propio puto baile. No en la danza que creamos para expresar el dolor que vuestra gente nos hizo pasar.
Ellie[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_empty_space][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_separator color=”peacoc”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_empty_space][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Artículo original: https://elliekoepplinger.wordpress.com/2018/01/17/why-i-stopped-blues-dancing/[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]